Conservamos lo que el balón anota y el corazón decide

Cansados

Cansados

Por Arturo Santillán

@ortegasantillan

Ocho partidos sin desperdicio, esa fue la ronda de octavos de final, dieciséis equipos disputaron su pase para quedar entre los ocho mejores y solo dos no pudieron anotar un gol, México y Suiza, países que pudieron haberse enfrentado, si la selección que viste de verde hubiese aprovechado su oportunidad ante Suecia, un equipo que eligió no llevar a su estrella más emblemática. Los suecos avanzaron en primer lugar de grupo y hoy están en cuartos de final.

Rusia 2018 parece una gran oportunidad para un nuevo campeón, en esta ocasión no hablamos de caballos negros hablamos de una equidad entre los ocho equipos restantes, cuatro campeones contra cuatro que no lo han sido. Dos americanos contra seis europeos, en la final es seguro que el viejo continente tendrá un representante, Colombia se quedó en el intento contra siete. Del otro lado del camino, Brasil y Uruguay tienen una dura tarea contra Francia y Bélgica, probablemente estos cuatro son los que mejor futbol mostraron hasta ahora.

México se convirtió en el mayor especialista de primeras rondas, el trauma retórico del quinto partido se ha instalado solo en eso, en obsesión, en imaginación. Es el verdadero nivel del futbol mexicano, ni más, ni menos. Siete mundiales seguidos oscilando entre el décimo y décimo quinto de entre todos los que disputan un mundial. Sin importar en dónde se juegue: en Norteamérica, en Sudamérica, en Asia, África o Europa; en todas las geografías el resultado es idéntico. Lo único cierto es que el representativo de México sabe adaptarse a todas las condiciones, pero no se prepara para ganar.

Las esperanzas llamadas “mejor jugador del mundo”, una argentina y la otra portuguesa, una culé y la otra madridista (todavía) dejaron de ser figuras mundialistas muy temprano. Sin importar quién anotó más, quién menos, quién jugó mejor o quién ofreció menos, decepcionaron en la misma medida. Su cuestionable rendimiento responde a muchas teorías, en las que no solo se ubican ellos, sino también otras figuras que se han despedido antes de lo esperado.

Algunas de estas teorías se basan en la saturación de partidos, cuestión que ya se trató cuatro, ocho y doce años antes. Es válido pensar que los jugadores y no lleguen con la misma vitalidad a un verano precedido de casi cien partidos en un año; más viajes, compromisos publicitarios, líos legales, más la presión mediática. Cierto que son profesionales con ganancias monetarias que podrían considerarse inmorales, pero dicha circunstancia no los aparta de su condición humana.

Aún con el mencionado trajín, restan cinco jugadores que alcanzaron el máximo rendimiento en la competición más exigida a nivel de clubes: Casemiro, Marcelo, Varane, Modric y Kovacic lograron ganar la Copa de Europa. Hoy buscan entrar en la selecta agupación de jugadores que ganaron la Champions League y la Copa del Mundo el mismo año.

Para esta élite de jugadores la obtención de títulos ya no es el objetivo primordial, su generación ha rebasado a la demanda de los dobletes o los tripletes como único significado de triunfo, hemos llegado a una saturación futbolística que inevitablemente tendrá una debacle. Un descenso que se reflejará en lo económico o en lo mercadológico, porque en lo futbolístico el crecimiento no cesa, no dejarán de existir nuevos triunfos y nuevos éxitos cuando una pelota rueda.

Entre cuatro equipos está la oportunidad de que esto suceda en Rusia 2018.

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